sábado, 27 de abril de 2013

Loren, taurografías





Laurent Pallatier es un caso del establecimiento de un programa institucional del arte en el toreo. Programa aún no formulado con rigor en cuanto a la estética inherente a la lidia (la dramática del performance de muerte, y la plástica resultante de la danza con capote y muleta), programa pues que encuentra en Laurent Pallatier una formulación más allá de la estética taurina, que se alimenta de la estética inherente, pero vertida en moldes no convencionales (moldes convencionales como la pintura o la escultura) sino en este discurso, inusual en su planteamiento conceptual si nos atenemos a la tradición taurina.

Su obra se encuentra a medio camino entre el expresionismo abstracto y la intervención, la formulación de discursos independientes a la convencionalidad de la pintura taurina, y la intervención del ritual para "girar" sus aspectos formales, como por ejemplo, intervenir un ruedo para dejarlo de color rojo en lugar del tradicional y solar dorado, apto para recibir el sacrificio táurico, o sea, la representación del concepto mismo de la lidia, en lo que atañe a este ejemplo.

Considero no obstante que su mayor acierto se cifra en las "taurografías", grafismos pintados extraídos de una muleta, cuya bamba se empapa con pintura y capta así objetivamente el nivel emocional del muletazo dado por un torero (que será con poder en Fandiño y con tersura en Manzanares III, por ejemplo), dejando un lenguaje estético que devino de un gesto no racionalizado o epistemologizado según los discursos modernos: un muletazo que conduce la danza del toro, y con ella a su lenguaje.



'Loren', como se le conoce extrayendo la fonación francesa de su nombre, usa las taurografías pintadas por toreros durante toreo de salón, para intervenir las tablas del ruedo que separan el espacio ritual y el espacio del coro o público, intercalando tales taurografías con obras de pintura formales, como la que resultó tras encerrarse 60 horas seguidas con un toro de Cebada Gago, eso sí, separados por una ventana de cristal. Hay algo terriblemente despilfarrador en la ostentación de un arte en las tablas que son susceptibles a encerrar la muerte y también a ser destruidas por los pitones del toro, con lo que tenemos que recordar con el muy taurino Bataille, que el ritual es esencialmente el espíritu del poder y el despilfarro.

En últimas, el toreo no es arte porque Loren haga su obra en estos términos, pues el toreo lo es por la estética inherente que posee, aunque en una menor medida que el rito. Sin embargo, es aceptable que Loren logra sucitar una interrogante que seguimos obviando: ¿cuándo será formulada la teoría del arte taurino? De parte de la academia francesa, Ozvan Bottois se ha encargado de sintetizar los constructos históricos del arte taurino que se desprenden de la estética inherente, esto es, de las pinturas, desde Goya hasta Tápies. Creo que todos estos gestos de Francia, que no solo se reducen a la reivindicación del tercio de varas y la diversidad de encastes, deben ser atendidos por los estamentos de los otros países del toro. Loren y Bottois son un sombrerazo, uno más de Francia.



60 horas con el toro, se pueden ver los rayones en el cristal que produjo los pitones.

Marisquero de Cebada Gago, el toro del performance, los rayones de los pitones hechos rayones de preso