miércoles, 5 de junio de 2013

A Morante lo está matando el morantismo


Este comentario nace a raíz de la corrida de hoy. ¿Y qué decir de la corrida de Beneficencia que hoy se apresuró en aburrirnos y exasperarnos? Una auténtica corrida de toro agrícola, como le gustaría llamarla a José Ramón Márquez: bueyes mansos y flojos para la tristeza y el desesperante toreo de J.J. Padilla, Morante de la Puebla y Castella. Una tarde anodina para el toreo, llena de ventajas de principio a fin -siendo el toreo una ciencia de lo difícil-, en la que Castella hizo algo que nunca había intentado JAMÁS en otras plazas del mundo: empezar la faena cambiándose al toro por la espalda. También Padilla hizo algo que no había hecho jamás: tocarle los cuartos traseros al toro para poder quedar colocado, luego de los horripilantes trapazos fuera de cacho que pegó. Y Morante, ese hombre, también haciendo algo que nunca jamás se le había visto: machetear de mala manera a su primero para matarlo sin pelea, ya que el pobre animal cometió el terrible pecado de protestar por arriba en la embestida, pecado este contemplado en libros como La Biblia, La Divina Comedia -Oh Beatriz-, La Summa Teológica, el Civitas Dei, y en cualquier código existente sobre las transgresiones a lo sagrado. Algún profano anotó que cuando un toro protesta arriba, lo primero a mirar es la lidia que produjo ese defecto, y segundo, corregirlo con poder en la muleta, que para eso se le llaman MAESTROS de la tauromaquia.

Como toda tragedia ridícula del toreo, la de hoy estuvo antecedida por la trampa: anotó el periodista Javier Hernández, que hubo un baile de corrales en la plaza para impedir a la ganadería Valdefresno echar la corrida entera, por lo que al final desfilaron en plaza 4 de Valdefresno y 2 de Victoriano del Río. Como en este blog no hay necesidad de lamerle las posaderas a nadie en la lejana España, debemos anotar algo que es de conocimiento general: que el culpable ha sido el nefasto apoderado de Morante, quien incluso fue expulsado de los corrales, ya que si fuera por él y por Morante, hubiesen salido al ruedo a perseguir sus verónicas, nada más y nada menos que los alanos que perseguían liebres de lata en el galgódromo antaño ubicado en Bogotá para los años 60`s: perros muertos que no asusten al arte.

Bien, en corto y por derecho, según los toros que se tenían reseñados originalmente para la corrida, estos dos animales fueron los rechazados primero, pues incluso rechazaron otros 20:


Número 123

Número 8
Viendo las fotos, cuesta imaginar el criterio de la junta técnica, si es que esta vale para algo ante el poder las  figuras; criterio díscolo  y casi abusivo con la lógica, para suponer que el 123 y el 8 pueden ser reemplazados por esta cabra asquerosa de Victoriano del Río:

Foto extraída de la página oficial de Las Ventas: cabra con más trapío que el 123 y el 8 de Valdefresno
¿Qué sentido tiene anunciarse con Valdefresno para luego intentar por todos los medios echar la corrida para atrás? La empresa incluso no tuvo otra opción que suprimir un Victoriano y permitir la entrada a un Valdefresno de los rechazados, para así evitar la reclamación de dineros. La jugarreta de convidarse cada torero solo un toro de Valdefresno, les salió mal. Después, con un poco de justicia poética y divina, en el sorteo  a Morante le salió el lote de los dos toros de Valdefresno, lidiando los "domé" sus compinches Castella y Padilla, pese a que el numerito en la mañana fue por cuenta del innombrable apoderado del sevillano. Lo que me resulta increíble es que algunos sin embargo aún conserven una distancia defensiva con Morante.

Hasta ahora vamos en los corrales, y ya tenemos un prontuario para echarse a llorar como aficionado, pero viene más, pues el punto más ridículo de la tarde fue cuando Morante se ganó una ovación y un rugido de la plaza: ni por verónicas de las suyas, ni por naturales barrocos, ni por arrebatos de cante jondo, ni por "medias verónica que suspenden el tiempo", como para el fusilado en el cuento de Borges; el torero simplemente se sentó en el estribo, y los tendidos de sombra le aplaudieron, y se levantó un murmullo admirativo. La foto del inicio ilustra tal situación. OVACIONADO POR SENTARSE!

Entonces uno entiende la relación entre esos ridículos aplausos a un gesto tan simple como sentarse en el estribo, y lo acaecido en la corrida, siempre marcado por al decadencia: Morante tiene una secta de aduladores, dispuestos, como dicen ellos mismos, a pagar una entrada carísima solo por verle hacer el paseíllo. Los mismos que le admiten que corte un rabo en Córdoba tras torear una perro al que había que chuzarle con la punta del estoque para que embistiera de uno en uno, cuando antaño el rabo era la resulta de una épica batalla entre la bravura y el arte. Los mismos que convierten una crónica que narre las medias verónicas de Morante en algo más cursi que poesía de quinceañera primeriza. Los mismos.

Que les recordó a los toreros clásicos que esperaban sentados en el estribo la salida del geniudo toro del XIX, dicen. Es una verdadera lástima que no se le recuerde por otras maneras clásicas: torear diferentes encastes, tener una mínima noción de la lidia, saber enfrentar las críticas, no buscar la ventaja, entender el toreo como algo donde la belleza es producto de la guerra, no de la manipulación, y aprender a machetear sin que esto se vea como alivio. Sucede que la existencia de la corte de aduladores, llamada morantismo, le permite al toreo tener un crédito infinito para comportarse como le plazca, abusar, imponer, y echarle cada 4 meses unas migajas de gloria, cuando se estrella para fortuna del morantismo, con el toro bobo y noblón.


Lo anterior es algo que percibe el apoderado. A las figuras no hay que culparlas por elegir lo que el apoderado les ofrece, a cambio de ser sus poderdantes y producir dinero en las plazas: comodidad, que malinformando a los aficionados, o explotando mitos, puede traer más dinero. Si todas las figuritas de cartón que defenestran nuestra época no tuvieran más opción, lidiarían todos los encastes en todas las condiciones. Alojados en una época en donde no se les puede ni siquiera pitar sin ser asesinado a insultos, y donde cada vez tienen más poder, humanamente eligen el camino del dinero y la facilidad, no temiendo que se les tache de mediocres por los medios, y además satanizando al aficionado que no se traga esto. Navalón entonces tenía razón al intuir que el final de la fiesta solo ocurriría el día en que un torero sea más poderoso que los ganaderos.

Mientras el aficionado no sea capaz de reconocer la imperfección de los toreros, y lo necesario de la crítica ante la mafia imperante, los petardos van a seguir ocurriendo. ¿Cuánto puede desilusionarse una persona, hasta finalmente decidir dejar las plazas para siempre?

De Curro Romero se dice que pudo ser el torero más grande de la historia, si no fuese por su irregularidad, y su inclinación a matar los toros que no tuvieran la embestida recta, noble y boba, o sea, matar rápido al toro con casta al no saber ni poder lidiarlo. Su época, sin un monoencaste marcado, dejaba grandes espacios entre faenas buenas, pues era más común que le saliera un toro lleno de satanismo, a la mansa paloma necesaria para hacer "arte". Nadie se ha preguntado si realmente lo suyo era ausencia de inspiración divina, o falta de técnica para lidiar toros fuera del libreto. De hecho con Morante pasa lo mismo: solo hace grandes faenas con un tipo de toro, y cada vez más le saldrá menos veces ese toro, pues el público ya está harto del monoencaste, y lo irá rechazando. Pero entonces los curristas y hoy los morantistas aducen un supuesto estado de trance inspirativo. Hay que perseguir a estos toreros por distintas plazas hasta que algún día sufran una katarsis inspirativa, entonces, ¡al fin!, aparece la tauromaquia de Curro o de Morante. Pereza pura debería ser un título más exacto a la ausencia de inspiración en esta clase de toreros. Así que hasta que el público no sea consciente de esto, y de la necesidad de exigirle a Morante que dé un paso al frente y toree al toro como pueda para ir mostrando su verdadera dimensión, veremos petardos y petardos. Más morantismo es menos Morante; más comodidad y mediocridad.

Habrá un punto en el que el morantismo no pueda soportar más el mito de Morante, o solo queden los más ridículos y fanáticos. Una plaza como Las Ventas, que tiene de torero consentido a uno que nunca ha abierto su puerta grande siendo figura, hoy le pegó dos broncas; incluso desde el  tendido 7 donde le miraba Rafael de Paula, un aficionado le gritó con justicia contra el pésimo sitio julista que tenía Morante, siempre para cuidarse y tomar la ventaja ante un toro extraño: ese desgarro lorquiano, ese duende, esa música del silencio: todo esto hoy lucía asustado,  y Morante toreando muy desprendido de la embestida. Cuando el aficionado se lo reclamó, Morante, quizá emulando a de Paula en Jerez, respondió con grosería. La corte de aduladores celebran la grosería de Morante, cosa entendible, al no haber toreo que celebrar el día de hoy, día de todos los fastos. Quizá los buenos aficionados que suscriben la diatriba contra el 7,  obviaron que el aficionado no solo grita por el abusivo fuera de cacho, pues también lo hace por el baile de corrales, la humillación a los ganaderos, la mentira, la trampa, y los morantistas que están matando a Morante:

Nota donde se celebra la grosería de Morante con ortografía lamentable. El aficionado debió responder algo como "Está bien, yo bajo a torear y a hacerlo bien, pero si me pagan los miles de euros por tarde que a ti, con todos tus privilegios y tu corte fanatista, y si tú te sientas aquí pagando una entrada todos los años, a pesar de la crisis económica que nos golpea, entrada con la que al fin y al cabo se paga tu sueldo y tu vida, y aquí sentado miras tú cómo con tu dinero hago danza de corrales, te miento en el capote y mato al primer toro sin darle un pase. Si protestas, te harán una columna que parece más una calumnia."
Por cierto, Morante incluso hoy mintió por verónicas: en este video se puede ver cómo en lugar de adelantar la pierna de salida, lo que hace es retrasar la otra pierna -si es una verónica por el lado derecho, no adelantar la pierna derecha, como debería ser, sino retrasar la pierna izquierda-, con lo que automáticamente la pierna de salida queda "adelantada" para la foto, pero no para el toreo; pues, para la verdad de cargar la suerte,  no se dio un paso al frente, sino que con la otra pierna se intentó dar un paso atrás, pese a que la imagen nos muestre una verónica con la pierna de salida adelantada. El truco, que le servía a Paco Camino en todas las plazas, menos en Madrid, hoy provocó un éxtasis morantista en una plaza que cada vez más se parece a la Plaza México, con todo respeto; siguen derechazos sin sitio ni quietud jaleados únicamente porque siguen a la grosería de Morante contra el 7, donde estaba de Paula:



La ilusión de Morante y la vuelta de Padilla from Plaza de Toros de Las Ventas on Vimeo.

Insisto: el morantismo está matando a Morante para la historia, al permitir un margen de crédito o de privilegio sobre el torero que cada vez más lo relativiza y deja cómodo, pero también destoreado y agotando sus recursos para lidiar un toro fuera del libreto. En los toros no hay que tener ísmos: ni morantismo, ni torismo, ni julismo, ni tomasismo, ni torerismo: hay que ser taurinos. Ser morantista hoy es aplaudir a Morante por hacer las cosas que no ayudaron a crear el mito de Morante, torero de época:

Vía Salmonetes Por cierto, se refiere al fallo a espadas reiterado de Morante en su segundo.

Nota del blog Torear que no carece de razón: si se pide que el aficionado haga lo que el torero, debería también pedirse que elija hierros y toros, carteles; la actitud del "bajara tú y lo haces" es de un conformismo y una mediocridad apabullantes, ¿hay que hacer las mismas memeces del Cordobés hijo en el ruedo para criticar que su toreo sea una vulgaridad antitaurina? ¿Por qué estos genios critican la vuelta al ruedo de los subalternos de Castaño, si ellos no bajaron y picaron y banderillearon un Cuadri? 
POR CIERTO: LO CONTANDO SOBRE EL INCIDENTE ES FALSO, PUES EL AFICIONADO NO ESTABA INSULTANDO A MORANTE, ESTABA PITANDO SU MALA COLOCACIÓN, YA QUE EN EFECTO ESTABA ABUSANDO DEL AFUERA. MORANTE, TRAS OÍR EL PITO QUE NO CESABA, VOLTEÓ A LOS TENDIDOS 7 Y 8, ALZÓ LA MANO PIDIENDO PACIENCIA, Y TRAS ESTO HIZO UNA VENIA RESPETUOSA. LO QUE ACABO DE DECIR SE PUEDE VER EN EL VIDEO: ¿TIENE ALGUNA RELACIÓN CON LO NARRADO EN "BAJA TÚ Y LO HACES"? MORANTE NUNCA ABRIÓ SU SANTA BOCA, Y NO SE INSULTA A ALGUIEN PARA LUEGO HACERLE UNA VENIA. ESTE ESCRITO RESPONDE AL ATAQUE HACIA LAS REIVINDICACIONES POR LA VERDAD EN EL TOREO, ATAQUE QUE HACE UNA RELACIÓN Y UNA HISTORIA FALSA. NO SOMOS EL TENDIDO 7, SOMOS LOS AFICIONADOS CANSADOS DEL ABUSO.