Ayer hubo una interesante corrida en Madrid con los toros de
José Escolar. Aguilar hizo una faena meritoria pero no de temblor, ni mortal,
ni bajo la intensidad de Madrid, por lo que no se le concedió oreja alguna, y
tras la negación del palco, no hubo bronca. Sin embargo, al resto del planeta
taurino le ha parecido que al torero se le debió dar el apéndice del toro, como
si este le hiciera más gracia a la gracia que no hizo Aguilar. Es curioso, pero
una verdadera injusticia en el ruedo hubiera derivado en bronca al presidente que
no quiso conceder la oreja. Nunca existió.
La gran impertinencia del mundillo taurino es suponer que
saben más que en Madrid en lo que respecta a las orejas que niega o concede Las
Ventas. Por lo general, quien asegura algo así no conoce la intensidad ni las
reglas de Madrid, y entonces cuentan la faena de Aguilar con unas arandelas tan
espumosas que leyendo, uno siente la impresión que a ese pobre hombre no le robaron una oreja, sino las dos y el rabo y la pensión.
Por ello, algunos incluso imaginan que algunos aficionados
del 7 por haber pitado 4 veces en la faena (que las conté), lograron influir en
más de 21.000 personas con tales silbidos, y estas pobres personas por ello ni
pidieron la oreja, ni abroncaron al presidente (este también atemorizado por los 4 pitidos) que
no la concedió. Hay que ser un poco iracundo a veces, sobre todo para la
presión arterial, pero suponer que 4 pitos determinan el sentir de una plaza, y
dirige la acción de la misma, es subestimar gravemente a la primera afición del
mundo.
Antes de avanzar en considerar al 7, es necesario aclarar
por qué la faena de Aguilar no era de oreja: soy seguidor de su tauromaquia,
incluso he subido videos suyos a youtube, incluido uno donde corta 3 orejas a
toros de Escolar en Dax, y que recuerdo tanto porque el día anterior al Juli la
plaza casi lo acaba a pitos, lo que produjo su ridícula polémica con Viard. Los
medios mojaron toda su pólvora atacando a Viard y llorando por El Juli, en
parte para minimizar esa importante faena a escolares; entonces yo decidí
salvarla para la posteridad, editando el video de Feria TV y subiéndolo a Youtube. No tengo entonces inquina alguna con Aguilar, todo lo contrario, lo
sigo con fe.
Cuando digo que la faena de Aguilar no era de oreja, es porque no lo es y no me mueve el ánimo de reventar gratuitamente: no hubo
solidez en toda la faena, en parte porque el toro no lo permitía, y nunca hay
que olvidar que cuando un torero pasea en la vuelta al ruedo la oreja de un
toro, esto también es un homenaje a la calidad del animal. Siendo que el toro
salía con la cara alta, Aguilar lo mandaba para afuera, reduciendo a la mitad
la ligazón. La gente nunca entró en una faena de pases inconexos, que nunca
fueron sacados debajo de la pala del pitón, algunos de ellos medios pases al
presentar la muleta retrasada, y sin someter al toro. Sin ligazón buena,
sometimiento, terrenos adecuados, y sin que el toro ponga de su parte, solo
habría que sumarle la espada, que cayó atravesada. Hay cosas innegables en la
faena, algún natural, un pase de pecho, la disposición...pero por desgracia
esto no calentó al público.
Pero por algún extraño motivo, esto solo puede ser culpa del
7 y de los 4 pitos que sonaron: la espada defectuosa: el siete. Los muletazos
montados en la pala del pitón: el siete. Aquél regusto feo de citar con el pico
y alejar al toro, cosa torpe en un toro que necesita meterse precisamente para
adentro: el siete. La nulidad en el
capote: el siete. La falta de mando y sometimiento evidenciados en gran
cantidad de los muletazos: el siete. La embestida del toro que no decía nada:
el siete.
Entonces todas aquellas voces que no quieren la chirriante
voz del “algo va mal”, se levantan y llenan de anatemas al pobre tendido 7,
explotando una ira acumulada de aquellas tardes en las que sus amadas figuritas
son pitadas por contravenir toda noción de decencia taurina. Declaran que la
ruina de la fiesta viene de estos anti taurinos camuflados, profesionales de la
amargura que no saben que uno a toros va a “divertirse”, y a pesar de asegurar
soberana estupidez, siguen creyéndose mejor que el 7, pues siempre va a ser
mejor quien se alegre que quien se amargue, y siempre va a ser peor cortar la
alegría que cortar la amargura, operaciones para las que es necesario que
alguien chifle.
Entonces, dejamos de considerar algunas cosas: el 7 es un
tendido popular de sol al que asisten personas entendidas en el arte taurino,
entendidas por cuanto son capaces de oler la trampa y llevan décadas en esto.
Frente al demoníaco aparato de los medios taurinos, la mafia de las figuritas,
el monoencaste, la ruina ganadera, el retroactivo modelo económico donde ni llenando una plaza uno deja de perder 100.00 euros por las malditas figuras;
frente a la pérdida de valores en una generación taurina torpe que cree que el
toreo es admirar a un metrosexual cobarde que se toma fotos en camisa mientras
se ducha hablando por celular pero se niega a malgastar su cochino tiempo
entrenando para poderle a un Victorino engordado, y mientras incluso hay getas
ignorantes que creen que El Juli es la cabeza más prodigiosa de la historia,
pese a solo tener una puerta grande en su plaza, pese a todo esto, digo, unos
viejos amargados solo tienen como medio de protesta PITAR cuando la resistencia
se rompe, pitar al torero excesivamente fuera de pitón, al picador que pica
trasero en una criminal vendeta desde un caballo, pitar las inútiles
banderillas corriendo a pitón pasado, pitar el criminal julipie, pitar el
descargue de la suerte, pitar, pitar, pitar. A algunas personas, que semejan
caballos con anteojeras, les parece más insufrible que un anciano pite un pase
mal hecho que, por ejemplo, los honorarios de las figuras sean tan nocivos que
ni llenando la plaza alcance para pagarles. A algunas personas les parece
definitivamente más nocivo para el toreo que algunas personas piten que, por
ejemplo, se extingan algunos hierros que unos cobardes no quieren torear, por
incapacidad o por miedo.
Silbar es un acto inofensivo que no le rompe las orejas a
nadie que quiera orejas regaladas para todos hasta hacer esto una cosa
artificial y prefabricada. Pitar es un acto inofensivo que sin embargo es
acusado con todos los dedos apuntando; acto inofensivo pues, al que incluso se
le confiere el extraño poder de determinar qué piensan decenas de miles de
personas que saben de tauromaquia, o arruinar la perfección de una faena.
Pero cuando en la Plaza México los borrachos ignorantes que
llenan sus tendidos solo dos veces al año empiezan a pitar sus vulgares tonadas para adular a una
figurita de cartón haciendo el repertorio de pega pases más insufrible del
mundo, ni los medios, ni los aficionados, ni los toreros, sienten la molestia
auditiva que sí sienten con el 7: solo miran tal manifestación como una
adorable característica local, un curioso producto social, “exótico” y al que
hay que extender la sonrisa relativista del etnólogo, o sea, tragárselo sin
decir nada , y luego, aplaudirlo.
En prácticamente todas las plazas del mundo se pita al
picador por picar o por sujetar a los toros (la mayoría mansos) tapándoles la
salida para poderle meter las cuerdas. ¿Dónde están las voces que satanizan al
tendido 7 aquí, berreando porque se respete a los picadores que también se
juegan la vida?
Con el tendido 7 pasa lo mismo que con los 1.000 aficionados
de verdad en Zaragoza: puede temblar, llover, caer la ira divina del cielo (en
forma de pitos), puede golpear la crisis como una rémora, pero así sea en la
novillada de cartel más discreto, el único tendido de Las Ventas que tiene
afluencia es el 7. Siempre están allí. Si uno recuerda grandes faenas en Las
Ventas, como la despedida de Esplá con Beato, no recuerda un solo pito:
entonces entiende uno que incluso el 7 estaba de acuerdo con la faena, y que
esto demuestra que no son profesionales de la amargura a los que no les gusta
nada. Les gusta lo que a Madrid: el
toreo.
Para finalizar, recuerdo dos faenas en las que pitaron a mi
compatriota César Rincón en Madrid. En su ya casi desconocida puerta grande del
95, con un toro de los hermanos Astolfi llamado Emplazado: el inicio de la
faena de Rincón fue discreto, solo aprovechando la inercia hacia afuera, sin
sometimiento, sin cargar, sin cruzarse, sin todas aquellas reglas que hacen de
Madrid una catedral y no un museo morisco apto para turistas morbosos. Le
llovieron pitos ante una serie descafeinada, se le gritó desde el 7 que
retrocediera pasos y se cruzara, y eso hizo cada vez que el toro se paraba;
logro ligar varias series, cerrar al toro con unos señoriales ayudados, y matar
recibiendo a un toro que acababa de torear. Cayeron las dos orejas. La segunda
es su archiconocida pero inmortal faena a Bastonito, aquel gran manso encastado
de Baltasar Ibán que murió con honor en el 94: Rincón sostuvo una pelea en el
tercio con el toro, ahogando su embestida mientras le sonaban los pitos. Hasta
que el toro no le pegó un susto, no le dio distancia, y cuando se la dio, los
pitos cambiaron por los únicos olés de una plaza que tenía otros 9 tendidos sin
entender el peligro del toro. Hasta que Bastonito no revolcó como una masa
miserable a Rincón por los suelos, el resto de plaza no vio lo que el 7 ya
había visto.
Resulta curioso pensar con Paco Mora que SON ANTITAURINOS ENEMIGOS
DE LA FIESTA, precisamente aquellas personas que van fielmente a la plaza, así
no toree “Manzanares el hombre” como solo unos, y que precisamente esos
ANTITAURINOS ENEMIGOS DE LA FIESTA sean quienes más saben de toreo en el mundo,
velando entonces por no dejar entrar definitivamente la mediocridad a uno de
los pocos bastiones que nos quedan. Esto es tauromaquia, si quieren el confort
de la perfecta indestructibilidad del torero, es mejor que vayan a rejones.
Luis Francisco Esplá con Beato de Victoriano... por blogdetauromaquia
Luis Francisco Esplá con Beato de Victoriano... por blogdetauromaquia
NOTA DEL VIDEO: Varias imágenes muestran al Tendido 7 de pie ovacionando la faena y al toro, incluso la previsualización de este video muestra a El Rosco con lágrimas en sus ojos. Al parecer todos esos demoníacos e incultos y amargados antitaurinos que pueblan el Tendido 7, tienen algo de sentimientos. Sugiero que además de no volver dejar entrar a estas personas, se les ponga una canilla: prometiéndoseles que en la plaza de Talavera Manzanares cargará la suerte a un Miura, con lo que irán seguramente a ver tal prodigio, llegados ya a la plaza se clausuren sus puertas y lleguen los helicópteros del FBI a encarcelar a quienes algunos llaman TERRORISTAS. Entonces habrá paz en los tendidos, y El Juli podrá romper su mediocre récord de una sola puerta grande en 15 años de hacer lo que se le venga en gana, llegando a la increíble cifra de dos puertas grandes en Madrid, con lo que se retirará a criar toros.