sábado, 20 de abril de 2013

TEORÍA DE LA COLOCACIÓN


Para empezar, “colocarse” es una palabra horrenda, que a petición del escritor animalista Fernando Vallejo, debe reemplazarse por “ponerse”, del mismo modo que la horrenda “escuche” ha de ser reemplazada por “oiga”, para bien de nuestra amada lengua castellana. Sin embargo la tauromaquia es una cultura, y como tal, asume un metalenguaje o uso del idioma solo válido en esa cultura, por lo que si uso la palabra “colocarse” y sus demás cópulas, como la horrenda palabra “colocación”, es a causa de que esa palabra significa algo en la tauromaquia.

Chicuelo, quien realmente definió las bases dejadas por Belmonte, nos muestra qué es cruzarse
Colocarse pues, es un concepto territorial, que significa el sitio donde el torero se pone quieto a torear; debido a que hablamos de quedarse quieto, sin duda su introducción definitiva al arte del toreo se debió a Juan Belmonte, quien en un tentadero se percató de una cosa: si se cruzaba al pitón contrario las reses iban con mayor facilidad, aunque eso le sumaba el doble de riesgo al arte de torear, pues entre la trayectoria natural de la res se inmiscuía el torero.

Piénsese por ejemplo en que se toreará por naturales: la muleta está en la mano izquierda y el sitio natural del torero es entonces por el lado izquierdo del toro, o mejor, por el pitón izquierdo; cruzarse a pitón contrario, significa que el torero ha de pasar por el campo visual del toro, y del lado izquierdo al lado derecho, donde el toro seguro arrancará su embestida, pero donde hay mayor peligro, pues el cuerpo del torero está atravesado entre los dos pitones. Antes de analizar la gráfica explicativa, es necesario aclarar una patraña: hay algunos discursos infames que venden el toreo fuera de cacho como el peligroso; tal consideración ni siquiera merece que nos detengamos, aunque más adelante la mencionemos, aclarando por demás que es falso.
Bien, se pide que se considere la primera gráfica:



Lo que allí puede verse es que la mayoría de toreo hasta los años 90’s, correspondía a lo que el número 1 representa, como introducción básica de Belmonte: quedarse puesto sin cruzarse, pero en el campo por donde el toro ha de pasar irremediablemente. El número 2, que representa el toreo de Manolete, quien cargaba la suerte con todo su cuerpo (véase nuestra entrada sobre cargar la suerte), está un poco más cruzado, de hecho carga la suerte por ello, porque su cuerpo entero está ofrecido a la trayectoria del toro, y el torero ha de torear para que no lo atropelle. Y finalmente, el número 3 a través de Arruza, nombre al que deberíamos añadir al de Lorenzo Garza, se concluye que hay un total cruzamiento del torero, aunque mexicanamente arrimado. Bien, en el toreo posmoderno o actual, que bebe de la tauromaquia mexicana hasta un punto que no se ha analizado, se introduce una nueva posición, la número 4, que se relaciona además abajo con la trayectoria del toro en las 4 distintas tauromaquias; se ruega atención:

 
El desplazamiento del toro es de izquierda a derecha, el cuadrado rojo es el torero.
Como se anota, en la figura 4  el torero está absolutamente fuera de pitón, hecho que logra no solo poniéndose lejos de la trayectoria, sino además usando el pico de la muleta (la parte de la muleta más alejada del cuerpo del torero), por lo que el toreo posmoderno se llama “toreo en líneas”, y más que en la exposición del torero, consiste en la ligazón y la composición estética.

¿Cuál es el problema con la colocación entonces? Como dijo Antoñete, hasta para tomarse una cerveza hay que saber pararse. Del primer muletazo, cuando la serie es ligada, depende cómo será el resto de muletazos, pues el segundo muletazo debe enhebrarse teniendo en cuenta dónde está el toro ¿y dónde está el torito? Donde se le dejó tras el primer muletazo esto es: o en la cadera contraria cuando hay toreo auténtico, o lejos y por fuera, en el toreo ventajista. Todo esto depende del sitio.

Se censura la cara del torero para que no se piense que lo reventamos. Lo que se demuestra es que la trayectoria nunca va a coincidir con la colocación, asi que...¿aquí hay toreo señor José María Manzanares hijo?

En la colación de los números 2 y 3, el torero ha de vérselas con los dos pitones, mientras que en 1 y 4, solo con el izquierdo, con tendencia en la colocación 4 a solo vérselas con el costillar del toro al final del muletazo, si se torea en líneas, fuera de cacho con la suerte descargada y además con el pico de la muleta (de allí la patraña según la cual el torero se arriesga más toreando a lo mexicano que mencionamos arriba); lo anterior se explica de manera sencilla: el toro persigue el pico de la tela, lejos del torero, y cuando el brazo describe la curva, los pitones del toro ya han pasado, la pierna de salida escondida solo puede chocarse con el costillar del toro, si es que choca. La distancia con la que el torero aleja al toro embebiéndolo con el pico de la muleta, deja un espacio donde, según el adagio torista, “cabe otro toro”, esto es, sin peligrar, salvo en el 0.1%  de los casos (como la cornada de ayer de El Juli), cuando la ventana abierta es vista de inmediato por un toro con sentido y que manda derrotes de manso: entonces la cornada es segura, aunque lo sería más si el torero se cruzara, viéndoselas con dos pitones que mandan derrotes, y no solo uno.

Se censura como arriba para proteger al torero de ser reventado. El toreo lineal y con pico desemboca en esto: El Juli no corre peligro las más de las veces, pues en la ventana entre torero y toro cabe otro toro, con lo que serían: El Juli, el toro que cabe, y el toro que va sin obligación. Ya se imaginarán lo espectacular de esta serie.

La colocación es fundamental para que haya verdad. Se recomienda para la comprensión de su importancia, la lectura del maestro Navalón sobre la verdad a la hora de citar.

Supongamos, según algunos apostolados, que todas las tauromaquias son válidas. Pero supongamos otro principio, más general de la tauromaquia: lo que hace el torero tiene sentido porque arriesga su vida, ergo, tendrá más sentido, si la arriesga más. El torero más auténtico no puede resultar de la ligazón o la estética solamente, estas dos nociones posmodernas pierden interés si no hay sensación de riesgo; es obvio que el torero no estará cruzado en todos los muletazos, solo le basta en el primero, pues hay que recordar que la totalidad de la serie dependerá de cómo fue el primer muletazo en colocación; vamos a ver:

De la colocación depende dónde queda el toroà De dónde quedó el toro, depende el segundo muletazoà Y así sucesivamente hasta el de pecho.

Por ello, vemos tauromaquias como la de Manzanares III, donde solo se ve ajustamiento, y que el toro le pasa cerca, en el penúltimo muletazo y el pase de pecho, sin que sea un ajustamiento peligroso, pues el torero tapa su timidez acompañando con estética la embestida.
Esos grandes esperpentos de la tauromaquia actual, donde el torero debe corregir un sitio totalmente descompuesto, en una época donde se supone que a la previsibilidad del toro más previsible de la historia se le llama clase, solo es culpa de la mala colocación:

En resumen  podemos considerar a la posición 4 como una ventaja, si a ello se le añaden otras ventajas: torear con el pico, sin obligación del toro, hacia afuera, en línea, de perfil y con la pierna de salida escondida: allí el toreo sólo ocurrirá al final del muletazo, no en todo el muletazo si entendemos por toreo llevar al toro en contravía de su viaje natural, que es en vía recta. Por ello, la posición 4 también es una ventaja para la ganadería: si el toro solo va en líneas, sin que su columna se quebrante por el toreo de poder en curvas de la posición 3, el toro puede durar hasta 100 muletazos y sigue fresco como yogurt en nevera en la posición 4, pues no se le obliga en nada, salvo en tener buena caja respiratoria y estado de atleta, aunque la bravura no es ser rápido, sino crecerse demoniacamente al castigo. Por ello, un torero como Ponce, que conjuga todas las ventajas junto a un elegante y prestante toreo a media altura, es el torero que más toros ha indultado en la historia: nunca los somete, les puede pegar 100 muletazos y los toros siguen como si nada. Las cifras de indulto de Manolete o José Tomás, son ridículas frente a las de Ponce.

En definitiva, el sitio como compromiso del torear, debe ser la antesala a la verdad del muletazo,si no es así, indiscutiblemente es una ventaja:

Si a ponerse mal se le suma torear birrias que ni con el toreo lineal se sostienen en un grupo de toros-zombie....Se supone que este animal salió EN LA PAMPLONA MÁS TORISTA. SOLO HAY QUE VERLE LA AMPLITUD DE LA CAJA Y LA BRAVURA QUE DERROCHA.